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Desde “Miscelánea” nos trasladamos al noroeste europeo para recalar en Holanda. También conocido como Países Bajos, este país formó parte del Sacro Imperio Romano Germánico bajo el reinado del emperador Carlos V (rey Carlos I de España, nieto de los Reyes Católicos). Se independizarían a mediados del s. XVII (paz de Münster -1648) iniciando su crecimiento y expansión por medio mundo, a través de sus colonias ultramarinas.
El Imperio neerlandés, en diferentes etapas de su dominio naval, sentó colonias en las Indias Orientales (actual Indonesia), Formosa y Ceilán (actuales Taiwán y Sri Lanka), en Malaca (actual Malasia Occidental), en la Guayana Neerlandesa (actual Surinam), en la costa atlántica norteamericana Albany y Nueva Amsterdam (actual Estado de Nueva York) y en Pernambuco en Brasil. En el continente australiano también dejaron su huella: en mapas marinos del s. XVII Australia es cartografiada como Nueva Holanda y Nueva Zelanda toma su nombre de la provincia holandesa de Zelanda, al suroeste del país.
Con Napoleón I entraría a formar parte del Imperio francés, hasta que en 1815 se constituyó el Reino de los Países Bajos con la incorporación de Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Tanto Bélgica como Luxemburgo se separarían para constituirse en naciones independientes unas décadas después (1839 y 1867 respectivamente).
Vamos a revisar una terna de billetes emitidos para Holanda en la década de los años ’20 del pasado siglo. Un tiempo difícil para Europa, con una recuperación postbélica todavía reciente que culminaría con la Gran Depresión de 1929, iniciada con la caída de la Bolsa de Nueva York, que sumiría al comercio internacional, al desempleo y al poder financiero mundial en una crisis sin precedentes. Contemplamos los billetes de Holanda de 10 florines de 1929, 20 florines de 1926 y 50 florines de 1931, emitidos por el De Nederlandsche Bank de Amsterdam e impresos por la empresa Johan Enschedé en Zonen, de Haarlem. La serie se completa con los valores de 25 y 500 florines (no mostrados). Se desmonetizaron en 1945.
Sus anversos nos ofrecen diseños de los artistas neerlandeses Jan Visser jr. (ejemplares de 10 y 20 gulden) y Jacob Jongert (ejemplar de 50 gulden). Sus textos en holandés y cromaticidad monocolor para cada valor. Las leyendas se imprimen con distintos tipos, tramas y tamaños de letras. Llevan las firmas de Gerard Vissering como De President y de Guillaume Henry Marie Delprat como De Secretaris.
La composición resalta una viñeta popular en cada ejemplar, así vemos el torso de una joven ataviada con traje típico de Zelanda en el de 10 florines, un timonel en el de 20 florines y la cabeza de la deidad Minerva con casco en el ejemplar de 50 florines.
Para los reversos nos ofrecen composiciones de cicloides en simetría en el campo no ocupado por la marca de agua. Leyendas en holandés en distintos cartuchos y números de serie por triplicado (ejemplares de 20 y 50 gulden) o cuadruplicado (ejemplar de 10 gulden). Se incluye la fecha y lugar de emisión, Amsterdam, en tipografía negra. Los “reyes del cicloide” hacen honor a su reconocimiento como maestros de este dibujo geométrico-artístico con estos reversos.
El billete de 10 florines de Holanda de 1929 está presidido por la viñeta de una joven con vestimenta y sombrero típico de la provincia de Zelanda, al sur del país. El retrato es de una trabajadora de la sucursal del Banco DNB en la capital de dicha provincia, Middelburg, ataviada con el traje tradicional. Cromaticidad predominante azulada en su anverso y con tonos violetas, verdes y marrones al reverso. La zona de reserva para la marca de agua es rectangular, situada en el tercio izquierdo del campo del billete. Los dos tercios restantes quedan enmarcados con el valor en nº en sus cuatro esquinas y un fondo de hojas, tallos y frutos sobre el que se dibujan las leyendas y la viñeta principal.
El reverso queda presidido por una espectacular roseta central de cicloides estrellados con aire psicodélico y bandas radiales de guilloches de colores alternos barriendo sus 360º. Cartelas de texto y datos de la emisión por duplicado y números de serie por cuadruplicado.
El billete de 20 florines de Holanda de 1926 nos ofrece como viñeta principal un primer plano de un marinero al timón en plena navegación, con algún velero a lo lejos. A la izquierda de su dibujo el logo del banco con las letras superpuestas NB en una roseta muy barroca. Al centro del anverso el escudo de armas de Países Bajos (un león rampante con una espada y un manojo de flechas en sus garras). Cuatro rosetones tipo cartela con el valor del billete en las respectivas esquinas y una artística figura con cuatro caballitos de mar en simetría radial completan este bello anverso. Cromaticidad con fondo amarillo verdoso, leyendas en negro y grabados en tonos azules.
Para el reverso un extraordinario grabado de discos, estrellas y rombos formados por repetitivas guilloches. El valor en nº aparece tres veces en la banda central. En las cuatro esquinas de la composición sendas rosetas circulares de cicloides. Datos de emisión en letras negras y números de serie por triplicado en tipografía roja. Cromaticidad en grises, verdes, marrones y tonos púrpura.
El billete de 50 florines de Holanda de 1931 nos muestra a la derecha del anverso la cabeza de la diosa romana Minerva (la Atenea griega) con casco y dos de sus atributos, la lechuza y una especie de brida de carruajes. Minerva era la deidad de la guerra, a la vez que patrona de los artesanos. A la izquierda, y sobre el área circular de reserva para la marca de agua, se superponen bandas circulares concéntricas con el valor del ejemplar y las iniciales del banco NB embutidas a modo de anillos esculpidos superpuestos. Esta composición ocupará todo el campo libre del billete y sobre él irán las leyendas en letras de diferentes tipos y tramas y dos discos de guilloches con el valor numeral. Cromaticidad gris azulada.
El reverso nos ofrece un incompleto rosetón de guilloches entorno al área de la marca de agua como centro de composición. El resto se completa con diferentes bandas horizontales y verticales de distinta cromaticidad y minucioso entramado de figuras, grecas o guilloches. Lado multicolor en tonos fríos, con mezcla de púrpuras, azules, marrones y verdes. Números de serie por triplicado en tipografía negra.
En cuanto a las marcas de agua, veremos desde un velero en el mar para el ejemplar de 10 florines, dos avispas simétricas en el billete de 20 florines o un conjunto de hojas palmeadas en el ejemplar de 50 florines.

Una pequeña selección, casi centenaria, de un elegante billetario para un país que nos va a sorprender con su dominio del arte del cicloide en todas sus emisiones. ¡Espero que os agraden!