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Desde “Miscelánea” volvemos a la España de hace siglo y medio, en una etapa conocida como el Sexenio Revolucionario, para revisar unos documentos notafílicos emitidos para financiar una causa, la causa carlista, en la esperanza de ocupar el trono español con la dinastía borbónica que nunca reconoció a Isabel II como legítima reina.
La Pragmática Sanción, acordada por el rey Carlos IV en 1789 y promulgada nuevamente por el rey Fernando VII en 1830, abolía la Ley Sálica de Felipe V. De este modo se abría la posibilidad a la sucesión real de las mujeres cuando no existiera un heredero varón, e Isabel II iba a poder ser reina a la muerte de su padre Fernando VII. Y así fue, con la regencia de su madre María Cristina en sus primeros años, Isabel II ocuparía el trono de España entre 1833 y 1868.
Pero el hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro de Borbón, no quiso reconocer a su sobrina como reina. De haber sido rey le hubiese correspondido reinar como Carlos V, pero pasaría a la historia como Carlos V el Pretendiente. Esta situación desencadenó la Primera Guerra Carlista.

Durante cuatro décadas esta rama familiar no cejó en su empeño de acceder al trono español, teniendo como protagonistas a Carlos María Isidro (Carlos V), a Carlos Luis María de Borbón y Braganza (su hijo y pretendiente como Carlos VI) y a Carlos María de Borbón y Austria-Este (sobrino de Carlos VI, nieto de Carlos V y pretendiente como Carlos VII). En este periodo se desencadenarían una segunda y una tercera Guerra Carlista, pero ninguna obtuvo la restauración carlista deseada para el trono.
La necesidad de sufragar los gastos sobrevenidos, no solo de las guerras sino del mantenimiento de las estructuras administrativas inherentes a un Estado “pretendiente” pero con instituciones bien definidas, derivó en la emisión de Vales, Bonos y Obligaciones, “papeles de fé” que se convertían en futuribles de interés a canjear siempre que el trono fuese ocupado por esta rama dinástica.
Nos vamos a centrar en algunos de los documentos fiduciarios emitidos a cargo de Carlos VII el Pretendiente entre los años 1869 y 1873, en pleno Sexenio Revolucionario. Contemplamos los siguientes ejemplares: la Obligación de 2.000 francos de 1869 de Amsterdam, el Vale de 100 reales de vellón de 1870 de La Tour de Peilz, el Vale de 100 reales de vellón de 1872 de Barcelona y el Bono del Tesoro de 100 reales de vellón de 1873 de Bayona.
Pero ¿qué es eso del sexenio revolucionario? …Tras la Revolución militar conocida como “La Gloriosa” en 1868 con el derrocamiento y exilio de la reina, se inició el Sexenio Revolucionario, periodo que abarca los seis años que acontecieron entre la salida de Isabel II del trono de España (en 1868) y la llegada de su hijo Alfonso XII al mismo (en 1874). En poco más de un lustro el gobierno cambió de dinastía reinante y luego de modelo de Estado. En 1869 se instauraría un Gobierno Provisional a cargo del General Serrano como regente del reino hasta que el rey Amadeo I de Saboya ocupara el trono entre 1870 y 1873. Tras su renuncia a primeros de 1873 se instauró la Primera República, por cuyo gobierno pasarán cuatro presidentes en apenas once meses (Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar) y terminaría, a inicios de 1874, con la restauración de la monarquía a manos del rey Alfonso XII (hijo de Isabel II).
Además fue un periodo no exento de conflictos; las rebeliones cantonales en provincias del Levante y Andalucía, la guerra de Cuba (1868-1878) o la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) en Navarra, las provincias vascas y Cataluña.

Carlos VII (1848-1909) nació en Lublijana (actual Eslovenia). Nieto y sobrino de pretendientes por la causa carlista, se autotitularía Duque de Madrid. En abril de 1872 se puso al frente de las tropas carlistas comenzando una sublevación contra los gobiernos de Amadeo I, de la Primera República y de Alfonso XII. La Tercera Guerra Carlista (1872-1876) se iba a desarrollar principalmente en las provincias vascas, Navarra y Cataluña, y en menor grado en Aragón y Valencia. Se buscaba combatir el liberalismo, retornar a tradicionalismo institucional, apoyar y defender a la iglesia católica y recuperar los fueros abolidos por Felipe V en Aragón, Valencia y Cataluña. Su abuelo Carlos V ya lo hizo contra su sobrina Isabel II en la Primera Guerra Carlista, cuarenta años atrás.
Además de los vales, bonos y obligaciones que revisaremos, emitidos desde distintos lugares y en diferentes años, Carlos VII también acuñó monedas de cobre desde Bruselas.

El primer ejemplar que revisamos es una Obligación de 2.000 francos a cargo de S.M.C. el Rey Don Carlos VII, fechado en Amsterdam en 1869. De gran tamaño (345×240 mm) se imprime solo en anverso (uniface) y en los idiomas español y francés.

Eran recibos provisionales que permitían dos desembolsos a interés creciente (3% y 5%) canjeables por Títulos de la Deuda Nacional Española una vez Carlos VII ocupase el trono de España.

Una orla de motivos florales en espiral hace de marco exterior, solo interrumpido en el centro superior por un medallón ovalado sin grabado que da base a un sello en seco con el escudo borbónico de Carlos III, corona real y collar del Toisón de Oro.

Lleva las firmas manuscritas por D. Enrique Stuart y Ventimiglia (Conde de Galve) y D. José Florez (Conde de Casa Florez) como Comisarios Regios y otras firmas verticales en el lateral izquierdo (una en un primer desembolso o tres al recibo del segundo y último desembolso). Su numeración aparece estampillada en tinta negra.

Además de una apuesta de fé y confianza, “todo sea por la causa”, ¡ortográficamente, …eran otros tiempos!

El siguiente ejemplar que analizamos es una Suscripción Voluntaria Reintegrable mediante un vale al portador de 100 reales de vellón de 1870 emitido en La Tour de Peilz por encargo del rey pretendiente, aunque no aparece con su nombre (Carlos VII) sino como el Señor Duque de Madrid. Ofrecen un alto interés (el 25%) pero solo reintegrables tras la ascensión al trono de España del Sr. Duque. Lleva las firmas del Conde de Faura y el Conde de la Florida. La Tour de Peilz fue residencia de Carlos VII y desde allí lanzó su manifiesto ¡A los españoles! en diciembre de 1870 ilegitimando el trono para Amadeo de Saboya, que iba a reinar como Amadeo I.
Textos en español en letras negras y numeración en negro. Vale con matriz; el ejemplar aparece con corte ondulado en su izquierda dejando incompleto el texto vertical que actúa como matriz con la leyenda “Suscripción Voluntaria” en letras mayúsculas cursivas. Como fondo composiciones geométricas de colores grises, en galón repetitivo al exterior de la orla-marco y en cicloide en su interior. Al centro, en forma de óvalo horizontal, grandes letras blancas formando las leyendas SUSCRIPCION REINTEGRABLE, la fecha 1870 y el lema carlista DIOS, PATRIA, REY.

En el centro del óvalo, silueteado también en blanco el escudo de Carlos III con corona real, collar del Toisón y dos ramas de olivo al pie. A ambos lados, sendas letras D y M a izquierda y derecha respectivamente (¿?). En el centro lateral derecho lleva un sello en seco con el escudo de Carlos III con corona y collar bajo manto y la leyenda SECRETARIA de HACIENDA también estampada en seco.

La orla con motivos florales que forma el marco se interrumpe en las cuatro esquinas con los blasones heráldicos de Castilla y León, izquierda y derecha respectivamente, que se alternan arriba y abajo. En el centro superior de la orla el escudo simplificado, con los cuarteles de Castilla y León por duplicado, Granada en punta, escusón con tres flores de lis, con corona real y Toisón. Al pie de orla una cartela en corazón con el texto que valida el vale como pago de cualquier deuda estatal (con la palabra “admissibles” con doble “s”; …¡será error ortográfico o deseo de enfatizar la confianza!)

En todos los vales y bonos en reales de vellón aparece el lema carlista “Dios, Patria, Rey” como marca identitaria en la aspiración a una monarquía tradicionalista y católica, en contra del liberalismo isabelino.

El ejemplar de 100 reales de vellón de 1872 es otra Suscripción Voluntaria Reintegrable mediante un vale al portador, mucho más austero que el anterior, de peor papel y emitido en Barcelona por La Real Junta de Armamento y Defensa del Principado de Cataluña. Inmerso ya en la Tercera Guerra Carlista, era un documento provisional de canje supeditado a que llegase al trono de España el pretendiente Carlos VII, Duque de Madrid. Aunque también lleva matriz en el lateral izquierdo, no incluye ni orlas ni sellos en seco. Tan solo un pequeño escudo simplificado entre ramas de olivo y palma y con corona real, cubierto por la leyenda Dios, Patria, Rey.

Finalizamos el paseo notafílico con un Bono del Tesoro de 100 reales de vellón de 1873. Emitido en Bayona (sur de Francia) por la Real Hacienda como vale al portador, ofrecía un interés del 6% anual a canjear en los cinco primeros años tras la pacificación del Reino, …y lógicamente, con el rey Carlos VII en el trono. Su composición es muy semejante al emitido en La Tour de Peilz, con los blasones de Castilla y León en las esquinas y el escudo simplificado en el centro superior de la orla. La orla esta vez es más cerrada y queda formada por medallones alternos, con corona entre estrellas o con cordón circular perlado. Lleva las firmas del Conde de Faura y el Conde de la Florida como Comisarios Regios.
Este ejemplar refleja la imprenta encargada de su edición, la parisina Chaix & Cia. en Rue Bergère, 20, que podemos leer en vertical junto a la matriz izquierda. Como el anterior, tampoco incorpora sellos en seco ni otras seguridades.
No he podido contrastar filigrana ni marca de agua en ninguno de los ejemplares revisados, aunque los sellos en seco son extraordinarios.

Un paseo notafílico de la mano de documentos históricos que financiaban una causa que nunca triunfó. ¡Espero que os gusten!